Nuestro objetivo es sencillo: recuperar el libro como formato periodístico. Ya sea en pergamino, en papel o en digital. Creemos en las grandes historias contadas a otro ritmo. Sin prisas, sin limitación de espacio, sin necesidad de consultar obsesivamente el reloj de la actualidad.
Creemos que la crónica periodística puede ser un género muy sexy y somos radicalmente promiscuos: nos encanta la crónica deportiva, el perfil minucioso, la microhistoria en la que nadie se fija, los obituarios, los corresponsales en zonas calientes y los redactores de periódicos de provincia que le buscan las cosquillas a las ruedas de prensa de los prohombres regionales; el cascarrabias Josep Pla y el gonzo Hunter S.Thompson, a quien nos gustaría juntar en una tertulia y ver qué pasa; las revistas para distraídos, como Etiqueta Negra, y las gacetas ilustradas del siglo XVIII; los charlatanes geniales como Julio Camba y los periodistas perezosos como Enric González; los fotógrafos que recorren la ex Unión Soviética para fotografiar satélites y los que dedican su vida a perseguir traineras en una zodiac; los fanzines y los púlpitos, el ciclismo y Chechenia, los columnistas descreídos y las defensoras del lector deslenguadas.
Todo va a salir mal, y nos parece estupendo.